Ubicada en el verde de la selva amazónica, la Reserva ProAves El Jaguar es un santuario de conservación para una gran cantidad de especies de la vida silvestre, incluida la Tortuga Terecay en peligro de extinción (Podocnemis unifilis). Enfrentando graves amenazas como la caza furtiva, la recolección de huevos y la pérdida de hábitat, estas tortugas de agua dulce son vitales para el equilibrio ecológico de la Cuenca del Río Amazonas. Actualmente, la herpetóloga Viviana Pinilla Ortigoza, de la mano de las comunidades, adelanta esfuerzos para la conservación de esta importante especie para la biodiversidad.
El trabajo de Viviana es parte de un proyecto liderado por ProAves y Mujeres por la Conservación, que tiene como propósito proteger esta especie clave a través del análisis del hábitat, estudios de tendencias poblacionales y una sólida participación comunitaria. El objetivo principal no es solo proteger a estas tortugas, sino también fomentar una nueva generación de mujeres científicas, promoviendo la igualdad de género en la ciencia y mejorando los planes de conservación para la biodiversidad de Colombia.
La Tortuga Terecay: Un pilar ecológico En Peligro
La Tortuga Terecay es más que una especie en peligro; es un pilar fundamental para la salud del ecosistema amazónico. Estas tortugas son esenciales para mantener la salud de los ríos del Amazonas, desempeñando roles cruciales en el ciclo de nutrientes, la dispersión de semillas y la calidad del agua. Viviana explica: “La supervivencia de la Tortuga de Río de Manchas Amarillas está entrelazada con el bienestar de todo el ecosistema amazónico. Cuando las perdemos, perdemos más que una especie; perdemos una pieza vital del rompecabezas del Amazonas”.
Como depredadores y presas, consumen grandes cantidades de material muerto, transformando la materia orgánica en proteína animal, lo cual es esencial para el ciclo de nutrientes. A través de sus excrementos, dispersan semillas, esporas y fertilizantes vegetales por los ecosistemas, promoviendo la diversidad y el crecimiento de las plantas. Además, como carroñeros, ayudan a mantener la calidad del agua al consumir carroña de pescado y peces enfermos o debilitados, apoyando así la salud de las poblaciones de peces.
La caza furtiva y la recolección ilegal de huevos han perjudicado sus números, mientras que la deforestación y la contaminación han erosionado sus hábitats. Reconociendo la urgencia, Viviana se ha articulado con ProAves y Mujeres por la Conservación para ejecutar un proyecto integral y aportar a la disminución de este declive.
Los días de Viviana en el campo están llenos de observación meticulosa y recolección de datos. “Comienzo temprano en la mañana, preparando mi bolso de campo para revisar trampas, capturar tortugas y observar. Revisamos las trampas tres veces al día: mañana, tarde y noche, colocándolas en lugares estratégicos basados en avistamientos previos o hábitats potenciales. Si capturamos alguna tortuga, la medimos, pesamos, marcamos y fotografiamos antes de liberarla de nuevo en su hábitat”.
Entre las revisiones de trampas, Viviana y su equipo realizan avistamientos a pie o en bote, anotando la hora y el lugar de cada tortuga que observan. “La mayoría de los avistamientos ocurren alrededor del mediodía, cuando las tortugas están tomando sol”, agrega. Estas rutinas rigurosas ofrecen a Viviana lecciones invaluables. “He aprendido desde atar un buen nudo para la canoa hasta mantener la calma durante el clima severo de la selva. Comprender la dinámica del río, aprender del guardabosques local sobre la vida silvestre y, sobre todo, aprender de las propias tortugas: han sido mis maestras en este viaje”.
Conservar de la mano de las comunidades
Uno de los aspectos más gratificantes del trabajo de Viviana es su conexión con la comunidad de Mapiripán. “Mapiripán es un área de posconflicto, un pueblo reconstruido a partir de las ruinas de la guerra, que depende en gran medida de la pesca y el cultivo de palma. La pesca incluye animales silvestres como las tortugas, que son vitales tanto para la economía como para la nutrición. La sobreexplotación de las poblaciones de tortugas aquí es enorme. Por eso, el apoyo continuo a este tipo de investigación, junto con un fuerte trabajo de educación comunitaria y ambiental, es esencial”.
La investigación de Viviana es más que científica; es un puente hacia la comunidad. “La comunidad es absolutamente todo en los procesos de conservación. Sin ellos, no podemos lograr resultados favorables para las especies y los ecosistemas. Mi contribución, aunque modesta, implicó iniciar conversaciones con pescadores locales y residentes sobre la importancia del proyecto y las implicaciones a largo plazo de la caza indiscriminada. Trabajar con los niños de la escuela también fue invaluable; ellos son los futuros líderes que impulsarán el cambio en cómo interactuamos con la naturaleza”.
Mujeres en la Investigación y la Ciencia
Un componente fundamental de este proyecto es nuestro programa de becas para Mujeres Científicas, que tiene como objetivo empoderar a las mujeres en el campo de la investigación ambiental. A través de este programa, las investigadoras reciben los recursos y la formación que necesitan para seguir sus pasiones y contribuir a los esfuerzos de conservación.
Viviana es un testimonio del impacto de este programa. “Hacer ciencia en Colombia es difícil, y para las mujeres, estos desafíos se multiplican. Enfrentamos no solo las dificultades del terreno y las luchas por la financiación, sino también los estereotipos de género y el escrutinio patriarcal. Por eso es crucial el apoyo a las investigadoras mujeres. Estas becas ayudan a cerrar brechas y destacan el increíble trabajo de mujeres brillantes apasionadas por comprender y conservar la biodiversidad de nuestro país”.
Los frutos del trabajo de Viviana ya son visibles, el aumento de la participación comunitaria y el apoyo de los niños de las escuelas locales han llevado a una notable reducción en la caza furtiva y la degradación del hábitat alrededor de la Reserva ProAves El Jaguar.
Sin embargo, Viviana sabe que el trabajo está lejos de terminar. “La construcción de lazos efectivos con la comunidad es fundamental para la conservación”, enfatiza. Debemos alejarnos de la prohibición y en su lugar escuchar y abordar los problemas de la comunidad, lo que nos permite comprender mejor sus dinámicas. Sin este enfoque, no se logra nada, y estos procesos llevan tiempo y deben ser consistentes.”
En palabras de Viviana: “Nuestro trabajo está lejos de terminar, pero el progreso que hemos logrado es un testimonio de lo que se puede lograr cuando nos unimos por una causa común. Cada pequeña contribución es un grano de arena en las vastas playas del río Guaviare, pero juntos, estos granos pueden crear un impacto duradero”.
Juntos, podemos asegurar la supervivencia de la Tortuga Terecay y el vibrante ecosistema en el que habita, para un futuro más prometedor que posibilite la protección de la invaluable biodiversidad de Colombia.
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Juntos, podemos cambiar el rumbo para la Tortuga Terecay y la selva amazónica.