Manuel trabaja desde hace 11 años como guardabosques de la Reserva ProAves Cucarachero de Chicamocha, ubicada en el Municipio de Zapatoca, a 60 Km de Bucaramanga en el departamento de Santander. Manuel, oriundo del municipio de San Vicente de Chucurí, Santander, antes trabajaba en agricultura, ganadería y algo de construcción, hasta que un día, cuando estaba trabajando en una finca, lo llamaron para ofrecerle ser parte del equipo de la Fundación ProAves y aceptó. Desde entonces es guardián de la Reserva y dedica sus días a cuidar y conservar el medio ambiente y sus especies.
Dice Manuel que “aprendí que tenemos que conservar los bosques. Desde que conocí a ProAves, nació el amor por las aves, aprendí que hay que conservarlas y también a los bosques para que ellas puedan habitar allí”. Es por eso que está muy agradecido con la Fundación y con su trabajo.
Las responsabilidades de Manuel, dentro de la Reserva, son variadas y diversas: “Me despierto y le hago aseo a los bebederos de los colibrís, hago un recorrido por la Reserva, bajo hasta el río y después regresó a la cabaña. Otro día doy una vuelta por los alrededores de la Reserva y saco cabros, ganado, zamuros. También hago mantenimiento a los senderos y a las cabañas”.
Manuel recuerda con mucho afecto y alegría “una vez que nos llevaron a Santa Marta, a la Reserva ProAves El Dorado, a que ayudáramos a evitar la contaminación y la tala de unos bosques que se estaba haciendo cerca a la Reserva. Ese fue el día más bonito. Nos reunimos bastantes: todos los guardabosques, los directores y todo el equipo de la Fundación, para lograr el objetivo”.
Cuenta Manuel que uno de los mayores retos es la lejanía de la Reserva, por lo que a veces llegar y salir no es fácil y es muy difícil coger carro a los alrededores. Además, ocasionalmente, se va la energía por lo que es todo un desafío realizar sus labores diarias.