Fundación ProAves – por la conservación en el país de las aves

Reserva ProAves El Jaguar: conservación, investigación y equidad de género en defensa de la naturaleza

13 junio, 2024

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Grupo de mujeres becarias de la Fundación ProAves en la Reserva ProAves El Jaguar

“Nosotros pensamos que la tribu es como un águila. Un ala es masculina y la otra es femenina. Y solo cuando las dos alas son iguales, la tribu es capaz de volar”.

Estas palabras son de Jane Goodall, renombrada etóloga inglesa que el mundo conoció por sus estudios pioneros sobre los chimpancés. Las citó del jefe de una tribu indígena de Latinoamérica cuando le preguntaron sobre la igualdad de género en la ciencia durante una conversación pública con mujeres, enmarcada en un consagrado proyecto educativo.

En congruencia con la reflexión de la primatóloga, ProAves y Women for Conservation reafirman el gran valor que representa la mujer en la actividad conservacionista y en la ciencia mediante el reconocimiento de sus potencialidades, su disposición de aprendizaje y enseñanza, sus demandas en la participación igualitaria por la protección ambiental.

“Mujer en la ciencia, la investigación y la conservación significa diversidad de enfoque, fuente inagotable de curiosidad, devoción científica, capacidad de adaptación, generación de conocimiento; así como fecunda vida, engendra sabiduría, a cualquier nivel, con herramientas metodológicas para la ciencia; con mecanismos intuitivos y prácticos en su cotidianidad”, dijo Sara Inés Lara, directora ejecutiva de ProAves.

El acceso equitativo de las mujeres en los asuntos de la preservación ambiental no contempla solo la capacidad que han demostrado para cumplir con el mismo rigor las tareas propias del quehacer científico: aportes que ayudan a comprender los cambios y las acciones que hay que emprender para hacer recuperación y ejercer defensa. También, la manera como se lanzan a lo incierto, superan las adversidades del trabajo en terreno, se vinculan con los actores involucrados y construyen nuevos futuros.

Parte de un estudio de la Universidad del Rosario, divulgado en sus canales virtuales apunta que, si bien el número de investigadores en Colombia ha ido en aumento en la última década, la cifra de mujeres dedicadas a esta actividad en ciencias naturales no alcanza el 40%, (Nuestra U, 2024).

Las razones están asociadas a múltiples factores, sociales, culturales, económicos, incluso, académicos. De acuerdo con estos informes, algunas limitantes como la clasificación de los proyectos en medianas y bajas categorías afecta el acceso a oportunidades para financiarlos.

El cierre de brechas de género en ciencia e investigación en Colombia se convierte para la Fundación ProAves en una de las más desafiantes tareas que se desprenden de su sombrilla misional: la conservación de las especies amenazadas.

Mujeres becarias de la Fundación ProAves en terreno-reserva El Jaguar

Conscientes del papel que la sociedad civil organizada debe sumar al desmonte de esas barreras, nació `Becas Mujeres en la Investigación y la Ciencia´, un programa que promueve la participación equitativa de las mujeres a la hora de generar conocimiento y con el que la organización honra su influencia inspiracional y su poder transformador en la sociedad.

“No existe evidencia de que, en el ámbito de la ciencia, la distinción de roles debido a la condición de género produzca mejores resultados. Más bien, se podría beneficiar de un balance en el curso de sus procesos, como suele suceder en la naturaleza”, complementó la CEO de ProAves.

Un comité evaluador conformado por un equipo de múltiples disciplinas articulado entre Mujeres por la Conservación y Fundación ProAves escogió, entre 30 postuladas, a las primeras cinco jóvenes investigadoras para acompañarlas en el desarrollo de proyectos de pregrado o postgrado enfocados en la conservación de las especies y sus hábitats en la Reserva ProAves El Jaguar, donde todavía abunda la vida, pero también los retos.

Cada iniciativa debió contemplar una o más especies de una lista con categorías de amenaza. Entre los mamíferos, el Tapir, el Jaguar, el Mono Churuco, el Delfín Rosado del Amazonas, la Nutria Gigante de Río, el Oso Palmero y el Mono Nocturno llanero. Ente los anfibios y reptiles, la Tortuga Terecay; y entre las aves, la Monjita Parda, el Paujil Culicastaño y el Águila Arpía.

“Es importante resaltar que ellas no hicieron su trabajo aisladas de las comunidades. Mediante talleres, se articularon con las comunidades que respondieron acompañándolas, llevándolas a los sitios, mostrándoles sus áreas para trabajar sobre poblaciones de distintas especies. Es importante que el conocimiento científico tenga eco entre las comunidades y entre las mujeres de esas comunidades”, agregó Alex Cortés, director de Investigación de la Fundación ProAves.

Así fue como en mes y medio, cinco jóvenes mujeres, con sus proyectos seleccionados y expectativas a cuestas, atravesaron casi medio país de residencia o trabajo para llegar donde morichales y sabanas de la Orinoquía colombiana comienzan su tránsito hacia la selva amazónica.

La Reserva ProAves El Jaguar en Mapiripán
Río Guaviare-Reserva ProAves El jaguar

En Mapiripán, Meta, se levanta entre 160 y 230 metros sobre el nivel del mar, la reserva ProAves El Jaguar. Hasta la segunda mitad del siglo XX, todo este territorio y más allá era el hogar de comunidades indígenas nómadas, entre ellas, Guaíbos, Sikuani, Achagua; y a la vez, de una rica diversidad de fauna y flora, que nadie nunca se encargó de observar y contabilizar porque aunque unos vivían de los otros, siempre primó el equilibrio, tal vez, producto de la sabiduría ancestral indígena y la falta de interés de los conquistadores españoles al considerarlo inmenso, lejano y poco fértil para sus intereses.

En 2013 cuando la preocupación de ProAves por este territorio desembocó en una serie de esfuerzos para hacer realidad un santuario para la flora y fauna, ya se completaban 50 años de depredación.

Los registros públicos cuentan que adentrados los 60´s, después de la llegada de los primeros colonos, unos aviadores y aventureros extranjeros, arribaron a ocupar tierras baldías de la nación en una extensión que hoy comprende casi todo Mapiripán.

La violencia partidista ya había arrojado a cientos de refugiados políticos a estas latitudes quienes con el permiso de los hacendados expoliadores fundaron un pequeño poblado.

El resto es historia. A las primeras prácticas ganaderas, sobrevinieron más familias en busca de un futuro, luego la guerrilla de las Farc y las Autodefensas, y más ocupantes ilegales, después, las plantaciones de coca y las disputas por las rutas del narcotráfico. Imposible eludir la masacre por la que este municipio se volvió trágicamente célebre en 1997 cuando un comando paramilitar irrumpió entre sus habitantes a fuerza y sangre.

Toda la riqueza natural que resonaba entre los bosques de galería con las voces de cientos de aves, mamíferos y especies acuáticas ocupantes de sus lagunas, pantanos y ríos, empezó a silenciarse con el ruido y los efectos de la violencia.

Mapiripán, donde se ubica, la reserva El Jaguar ha sido históricamente víctima de la violencia en todo sentido, social, económica, territorial, ambiental; sin embargo, la biodiversidad con la que cuenta ha sido de sus mayores infranqueables. Con la estación biológica nos propusimos a proteger ese gran patrimonio natural y, con estas primeras becas, a facilitar prácticas de conocimiento para su desarrollo y posicionamiento. La inclusión de género es un mecanismo útil en los procesos de conservación pues el trabajo, la exploración y la generación de nuevas competencias en manos de mujeres nos ayudan a entender mejor esas amenazas para garantizar la protección, aseguró Sara Inés Lara, directora ejecutiva de la Fundación ProAves.

La reserva ProAves El Jaguar, desplegada en una especie de corredor entre las veredas Caño Evaristo y Esteros Altos, comprende el último bosque remanente de este territorio localizado en el centro sur del departamento del Meta.

Hacia el norte, fenómenos como la ganadería extensiva, los monocultivos y la deforestación han generado una gran tensión entre naturaleza y comunidad.

Pero allí, en el área de conservación y sus alrededores, sobreviven con un estoicismo milagroso especies amenazadas en distintos grados como el Jaguar, el Águila Arpía, el Delfín Rosado de Río, la Nutria Gigante de Río y el Tapir.

Trabajar por la supervivencia de más de 420 especies de aves, alrededor de 70 especies de mamíferos, cerca de 20 especies de anfibios, más de 40 de reptiles y no menos de 159 especies de árboles y plantas registradas hasta la fecha en la reserva y sus inmediaciones, es un propósito superior para ProAves y Mujeres por la Conservación, que contempla una serie de procesos e iniciativas donde la ecuación: investigación, género y educación, constituye una ambiciosa estrategia para vincular a las comunidades por tratarse de los principales custodios y legatarios de este tesoro llamado biodiversidad.

Cinco proyectos investigativos seleccionados para recibir la financiación y acompañamiento de los equipos de ProAves y Mujeres por la Conservación iniciaron su fase de campo en enero de 2024. El análisis de los resultados está en curso para luego ser consignados y divulgados en un artículo de carácter científico.

Aquí algunas memorias y apartes de tres de los proyectos.

Tras el rastro de la Nutria Gigante de Río

Yeimi Natalia Parra Mendoza tiene 22 años. Estudia licenciatura en Biología en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá. Desde pequeña sintió el llamado de la naturaleza bajo amenaza y cuando conoció a la Nutria Gigante de Río (Pteronura brasiliensis) gracias a la literatura científica, empezó a cultivar un curioso interés por este mamífero en peligro crítico de extinción.

Nutria gigante (Pteronura brasiliensis)

Adentrada en su estudio, la joven bióloga en formación descubrió una realidad apabullante: que era una especie endémica de Suramérica pero que desde hace muchos años sufría la persecución del hombre por su pelaje, sus crías y sus presas, que también era blanco de la deforestación, la contaminación de los ríos y una larga lista de problemáticas relacionadas con las actividades humanas que rondan su hábitat.

El `perrito de agua´, como es conocida la nutria gigante, cuenta con unos depredadores como el Caimán Negro, Caimán del Orinoco, babillas, anacondas y el jaguar; sin embargo, el ser humano se convirtió en uno de sus mayores depredadores debido al aumento de prácticas agropecuarias no sostenibles, tala y quema de bosques, sobreexplotación de madera, expansión de la frontera agrícola y ganadera, disposición inadecuada de residuos, deterioro progresivo del agua, pérdida de la cobertura vegetal, presión de pesca, entre otras actividades que están afectando directamente al crecimiento poblacional de esta especie”, agregó Yeimi Parra.

En su exploración teórica también aprendió que cumplen un papel fundamental como bioindicadores de la calidad de los ecosistemas fluviales y son reguladores de las poblaciones de peces, pero saber eso para Yeimi no fue suficiente. Entonces decidió actuar.

Yeimi Parra en talleres con la comunidad de Mapiripán, Meta.

Distribución y abundancia poblacional de Pteronura brasiliensis y su relación con las comunidades locales en la Reserva ProAves El Jaguar (Mapiripán-Meta)” fue el título de la investigación con la que atendió la convocatoria de ProAves y con la que convenció a los seleccionadores de la fundación tras una magistral exposición.

Su proyecto contempló acciones para contribuir con la conservación de la Nutria Gigante como, monitoreo en campo, avistamiento, observación de su comportamiento y el estado de su hábitat, así como la implementación de procesos de educación ambiental con la participación de las comunidades locales y estudiantes de la zona. En menos de tres meses, Yeimi Parra estaba a bordo de un bus que la llevaría en 12 horas desde Bogotá hasta la reserva El Jaguar, para desarrollar su trabajo de campo.

Un conteo de nutrias presentes en cuatro puntos de observación, establecidos en Caño Evaristo y Laguna Encanto, produjo un registro de grupos diferentes conformado por seis a ocho individuos, identificados por sus gulares (manchas en el pecho). Igualmente, se reconoció que los hábitats de estas nutrias no se encuentran tan cerca de las actividades realizadas por el ser humano, pero la presión de los pescadores del territorio sí representa una amenaza cuando se genera una competencia entre nutrias y humanos por el alimento.

Un componente fundamental del proyecto sobre la nutria gigante residió en la educación ambiental implementada mediante talleres con habitantes y estudiantes del territorio para vincularlos en la iniciativa. Yeimi se ideó un video “Cine Nutria, una huella para la conservación” con el que documentó experiencias, crónicas y resultados de los avistamientos adelantados en conjunto con la comunidad, guardiana natural de la especie, en aras de apropiarlos mucho más de su responsabilidad por la salvaguardia de la nutria gigante de río para frenar su extinción.

Fue una oportunidad que me enseñó a valorar cada organismo, lo fundamental que es el trabajo en equipo y cómo el silencio nos puede guiar en el camino para hallar lo que buscamos. La inmensidad del río Guaviare y de sus selvas, la imponencia y respeto que se le debe tener a la naturaleza es inmenso. Así como nos permite ser conocedores de sus maravillas, también debemos devolver eso con nuestro quehacer bioético”.

Yeimi Parra, Estudiante de Biología. Proyecto: Estrategias para mitigar las amenazas y promover la coexistencia entre la Pteronura brasiliensis y las comunidades locales de Mapiripán, Meta.

La protección del Jaguar en una estrategia de comunicación educativa
Katherine Becerra, comunicadora social- periodista con maestría en Gestión Ambiental y Desarrollo Sostenible.

Katherine Becerra siente una gran fascinación por los félidos. Lo confirma el profundo vínculo con sus tres gatos domésticos Pachamama, Picasso y Libertad y una preocupación genuina por la fragilidad del Jaguar (Panthera onca), el único felino grande de América, categorizado como especie vulnerable por el Ministerio de Ambiente colombiano en 2024. De ahí, el tema sobre el que estructuró su propuesta investigativa:

La educomunicación, estrategia para fortalecer la gobernanza y proteger el Jaguar y su hábitat en Mapiripán”.

Después de haber sido escogida para ser parte de las cinco becarias del programa de Proaves que incentiva la participación de la mujer en la ciencia y la investigación, Katherine se internó durante 45 días en este rincón del oriente colombiano con unos objetivos claros y una meta mayor: identificar los procesos de gobernanza dirigidos a la protección del jaguar, analizar resultados, el impacto sobre la reproducción del Jaguar y la relación especie-campesinos para converger en el diseño de una estrategia basada en la pedagogía de la comunicación.

En ese tiempo, la comunicadora social-periodista con maestría en Gestión Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Occidente, no contó con la suerte de avistar un jaguar pero si con la oportunidad de identificar tres grandes desafíos a superar para garantizar su supervivencia: pérdida de su hábitat por deforestación, por la caza de sus presas y muertes por retaliaciones asociadas a conflictos con ganaderos.

En esta investigación lo que presento es un balance sobre el conocimiento que tiene la comunidad de Mapiripán sobre el Jaguar, las problemáticas que tienen en peligro a esta especie y la identificación de oportunidades para sensibilizar y dar los primeros pasos hacia procesos de gobernanza desde la educomunicación”, dijo Katherine Becerra.

Como nadie antes con este fin, katherine recorrió palmo a palmo la cabecera municipal de Mapiripán y zonas cercanas a la reserva para entrevistar, con el rigor de la periodista que es, a los habitantes, a los profesionales de la Institución Educativa Jorge Eliecer Gaitán, a docentes de las comunidades indígenas asentadas en este territorio, a guardabosques, a autoridades civiles, líderes ganaderos, a voceros de las multinacionales agroindustriales que operan en la zona y fundaciones internacionales que trabajan en pro de los felinos.

De la lectura de datos obtenidos, el proyecto arrojó, entre otros resultados, que existe una imperiosa necesidad de abrir camino a procesos de gobernanza en torno a la protección de esta especie pues, aunque existen iniciativas de gobernabilidad y participación ciudadana, Mapiripán como sociedad adolece de una “realización de relaciones entre diversos actores involucrados en el proceso de decidir, ejecutar y evaluar asuntos de interés público”, como define Cepal la gobernanza (Biblioguía. Mayo 2024).

La experta en gestión ambiental corroboró el declive de presas del Jaguar como el venado, la Lapa, el Cafuche, el Zaino, debido a una rivalidad desatada con las comunidades por la obtención de sustento, lo que genera que el jaguar busque alimento en las fincas ganaderas.

A esto sumó entre sus argumentos, la problemática de la deforestación. Según el estudio anual de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS) años 2022-2023, Mapiripán registra poco más de 11.400 hectáreas deforestadas desde 2016.

Katherine Becerra en talleres en la I.E Jorge Eliécer Gaitán de Mapiripán, Meta

La investigadora dispuso finalmente su análisis para formular una propuesta de educomunicación con cuatro proposiciones puntuales:

*Impulsar la educación ambiental en las instituciones educativas y en veredas priorizadas para brindar conocimientos sobre convivencia con el Jaguar.

*Reactivar la celebración del ‘Día del Jaguar’ y extender las actividades de sensibilización a las veredas priorizadas (San Fernando, Buenos Aires, Rincón del Indio, Puerto Siare, Anzuelo y Esteros Altos).

*Incentivar el silvopastoreo para evitar la extensión de áreas para alimentar el ganado.

*Fomentar la participación ciudadana para impulsar el interés de campesinos y ganaderos en la conservación de esta especie con la iniciativa ‘Fincas amigas del Jaguar´.

*Gestionar más proyectos para la conservación.

Mi sueño como mujer conservacionista es que se sigan potenciando los espacios de educación ambiental y sensibilización, que se siga abriendo este camino de conciencia y de amor por la naturaleza, por la flora y la fauna para que así Colombia mantenga su patrimonio en biodiversidad y para esto claramente es necesaria una voluntad política no solo desde el Gobierno, desde la rama ejecutiva, sino desde la rama legislativa”.

Katherine Becerra, comunicadora social magister en Gestión Ambiental y Desarrollo Sostenible. proyecto: La educomunicación, estrategia para fortalecer la gobernanza y proteger el Jaguar y su hábitat en Mapiripán.

El llamado del Delfín Rosado de Río
Delfín Rosado de Río (Inia geoffrensis)

Las leyendas amazónicas hablan de un ser encantador, una criatura mágica que de vez en cuando emerge de las corrientes dulces del río para seducir a los pobladores y conducirlos a su mundo bajo el agua. Son de los relatos mitológicos que describen la entrañable relación cimentada desde la antigüedad entre humano y delfín, pero deteriorada en los últimos 25 años debido a la dramática transformación que la selva colombiana está sufriendo a escalas incontenibles por cuenta del hombre.

La estudiante bogotana de medicina veterinaria de la Universidad Nacional, Luisa Díaz, pudo dar fe de esta desconexión, al abordar a los más jóvenes de Mapiripán y sus poblados rivereños. En el desarrollo de su investigación, advirtió cierta extrañeza cuándo les preguntó por la especie, notó una suerte de “amnesia colectiva” alimentada por los escasos avistamientos de hoy en día y la nostalgia con la que los abuelos evocan al “Boto” o “Tonina”, nombres populares del Delfín Rosado de Río (Inia geoffrensis). Verlo surcando algún tramo de la cuenca del río Guaviare, donde se desarrolló el laboratorio, es todo un portento.

Luisa Díaz en trabajos de campo, río Guaviare.

Son especies que se han dejado olvidar por las generaciones y ya no son recordadas como antes, así lo evidenciamos con el trabajo en campo, por eso, es importante trabajar en la educación para que no se pierda ese conocimiento generacional porque es interesante ver que los adultos mayores si lograron conocer esas especies, interactuaban con ellas, reconocieron su lugar en el medio ambiente y los más pequeños no las conocen. Serán ellos los van a engendrar estas iniciativas de conservación, de desarrollo y de rehabilitación de estas especies”, agregó Luisa Díaz.

La joven becaria del programa de estímulos de ProAves para la investigación con equidad de género, cayó en cuenta de los vacíos sobre el conocimiento de la especie y se dejó llevar por los encantos del Delfín Rosado que cuentan las leyendas, el más inteligente y social de los cetáceos, del que quedó prendada cuando además descubrió que las dos especies de agua dulce que hay en el país son de las pocas que pueden contarse en el planeta.

Ambas especies de delfín fueron declaradas en peligro por la Unión para la Conservación de la Naturaleza (UICN) debido al impacto de la construcción de represas, la contaminación con mercurio y pérdida de conectividad de los ríos, explotación pesquera irresponsable, captura para uso como carnada, cambio climático, enredos en mallas de pesca, prácticas turísticas inadecuadas y un sinnúmero de actividades antrópicas que contribuyen con la degradación de los ecosistemas.

Entonces, se propuso elaborar un ambicioso proyecto que centró su hipótesis en la sanidad de los hábitats del Delfín Rosado y la Nutria Gigante de Río. Lo bautizó “Detección de patógenos resistentes a antimicrobianos considerados prioritarios para la salud pública en cuerpos de agua cercanos a la Reserva Proaves El Jaguar”.

Tras una intensiva labor en terreno, toma de muestras, recolección de testimonios e implementación de protocolos y análisis de laboratorio, la futura veterinaria, logró plantear varias aproximaciones relacionadas con el objeto de su investigación:

Luisa Díaz en talleres con la comunidad de Mapiripán, Meta.

*Observó una disminución en la tendencia poblacional del Delfín Rosado de Río.

* Obtuvo una gran cantidad de cultivos de microrganismos en los hábitats de estos delfines, muestras que están en proceso de análisis.

* Advirtió una alta variabilidad microbiológica cuyos estudios y resultados de laboratorios no solo brindarán conocimientos sobre el Delfín Rosado y la Nutria Gigante, el estado de sus hábitats y entornos, sino que también, podrían ser relevantes para el área de la salud pública debido a que son zonas con alta presencia de comunidades humanas que requieren acompañamiento en la implementación de proyectos relacionados con medicina poblacional y epidemiología.

Al igual que sus compañeras de investigación, Luisa Díaz dejó contemplado un ingrediente de importancia capital en su proyecto. La comunicación de resultados a las comunidades que interactúan con el delfín y la nutria mediante un lenguaje claro y comprensible, que al final no deje duda sobre la urgencia de preservar esta especie y la riqueza biológica de sus territorios.

Y fue ahí, en el trabajo de campo, dónde y cuándo Luisa más sintió reafirmar su peso como mujer agente de cambio en los asuntos ambientales, acciones que, de acuerdo con la investigadora, tienen de soporte los métodos científicos, pero también valores como el amor, la paciencia, la tolerancia, la empatía, la perseverancia y la resiliencia a la hora de transmitir esos conocimientos a los actores involucrados en la toma de decisiones , como las mujeres del territorio, quienes determinarán el futuro de esta especie.

El papel de la mujer otorga un toque especial y cierto poder en el mundo de la conservación. La oportunidad de la Fundación no la podemos desaprovechar, nos cuesta porque estamos generando nuevas iniciativas, nuevos caminos, pero yo siento que es importante para inspirar a las científicas que están creciendo. Que determinemos este espacio como nuestro, lo apropiemos y nos sentemos ahí”.

Luisa Díaz. Estudiante de Medicina veterinaria. Proyecto: “Detección de patógenos resistentes a antimicrobianos considerados prioritarios para la salud pública en cuerpos de agua cercanos a la Reserva ProAves El Jaguar”: estudio preliminar del hábitat y la distribución de la Nutria Gigante de Río y el Delfín Rosado de Río.

Referencias bibliográficas:

Nuestra U. (marzo 2024) En Colombia persisten las desigualdades de género. Periódico Nova et Vetera. https://urosario.edu.co/periodico-nova-et-vetera/facutad-de-ciencas-naturales/en-colombia-persisten-las-desigualdades-de-genero-en-la-investigacion-cientifica

Biblioteca Cepal. (Mayo 2024). Desde el gobierno digital hacia un gobierno inteligente. Biblioguías. https: https://biblioguias.cepal.org/gobierno-digital/concepto-gobernanza