Fundación ProAves – por la conservación en el país de las aves

Luis Rubelio García, protector de los ecosistemas y sus especies

Luis Rubelio, procedente del municipio de Valdivia en la subregión norte del departamento de Antioquia, ha sido guardián de las Reservas durante 12 años: empezó en la Reserva ProAves Colibrí del Sol, ubicada en la Vereda El Chuscal en el municipio de Urrao, Antioquia; luego pasó a la Reserva ProAves El Paujil en la Serranía de las Quinchas, entre los municipios de Puerto Boyacá, Bolívar y Cimitarra, Boyacá y Santander; y, por último, fue trasladado a la Reserva ProAves Las Tángaras, en Carmen de Atrato, Chocó, donde lleva 5 años. 

Luis Rubelio día a día demuestra su gran compromiso, disciplina y dedicación por su trabajo y, además, su extraordinaria capacidad para adaptarse a cualquier entorno y situación, lo que lo ha llevado a ser guardabosques de diferentes Reservas de la Fundación ProAves. 

Cuando Luis Rubelio aceptó el trabajo en la Reserva ProAves Colibrí del Sol sabía que iba para un lugar lejano, donde había mucho bosque y páramo, pero lo que no se imaginaba era que se iba a encontrar con una casa casi vacía, que se inundaba cuando llovía, con unos colchones en el suelo y una barranca que tocaba la acera. Además de tener que aprender a construir senderos, miradores y demás, él también tuvo que empezar a conocer del trabajo de conservación que hace la Fundación ProAves, de la importancia de los bosques y de la identificación de cada especie de ave que habita en las Reservas.

“Mi labor dentro de la Reserva es hacer recorrido de linderos, mantenimiento de senderos y alrededores de la cabaña, llenar los bebederos y los comederos de las aves. También trabajamos en reforestación y elaboración de plántulas en el vivero”, expresa Luis Rubelio. 

Dice que uno de los mayores retos es “preservar y cuidar los bosques de la Reserva”, ya que a veces es difícil lidiar con las personas que se quieren entrar a la Reserva a talar y/o cazar animales. Sin embargo, está muy feliz de poder ser el protector del ecosistema donde habita él, su familia, y miles de especies. Su esposa, Flor María Jiménez, cuenta que Luis se siente muy orgulloso de defender a ProAves y, que a pesar de las dificultades, continúa trabajando con todo el empeño, convencido de que la conservación es lo mejor. 

“Gracias a la Fundación ProAves nació mi amor por aprender de la naturaleza y los animales. Además, he aprendido a conocer y distinguir diferentes nombres de las aves, que no es fácil”, sostiene Luis Rubelio. 

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