Fundación ProAves – por la conservación en el país de las aves

Pantaleón Guayara: la curiosidad lo llevó a ser un aliado del medio ambiente

Desde hace 12 años Pantaleón Guayara Olaya o ‘Panta’, como se le conoce, forma parte de la familia de guardabosques de la Fundación ProAves. Este rovirense, pues nació en el municipio de Rovira, en el departamento del Tolima, es el encargado de conservar – a capa y espada – la Reserva ProAves Ranita Dorada.

Y es que si bien Pantaleón disfruta su quehacer como guardabosque, recuerda muy vivazmente, que fue la curiosidad lo que lo llevó a ser un hombre consciente del cuidado de la Reserva. “Trabajo en la Fundación desde que unos señores llegaron a la localidad con el objetivo de observar los bosques, y fue ahí, cuando la curiosidad por ver lo que estaban haciendo me encaminó, sin pensarlo, a ser un guardabosques, ¡desde ahí inició todo!”.

En ese entonces, la agricultura era su foco de interés, con el tiempo, y gracias a esa curiosidad por explorar y vivenciar la majestuosidad de los bosques y sus especies, como las aves y las ranas, lo llevaron a ser un hombre que escuda la belleza sonora y diversidad faunística de la Reserva ProAves Ranita Dorada.

Dicha curiosidad, todavía, doce años después, sigue vigente e incluso más aguda. Cada día realiza con satisfacción sus compromisos. “Mis labores inician con un recorrido de vigilancia para estar atento a cualquier amenaza, ya sea de incendio, de cazadores o para pajarear, además, para evidenciar la necesidad de la Reserva: mejoramiento de senderos, de la vía, y todo el mantenimiento relacionado con la casa, viveros, jardines y alimentación de los animales”.

Pero no toda su curiosidad se centra en la conservación de la Reserva, la cual está ubicada en el flanco occidental de la cordillera central en la vereda El Llano, al suroccidente del municipio de Falan, norte del Tolima, en momentos, se direcciona hacia los visitantes, pues ellos, también necesitan un trato especial. Recuerda de manera jocosa, que en algún momento un grupo de visitantes extranjeros conversaban en un tono muy fuerte en su lengua natal sobre un desacuerdo que tenían, y él, solo escuchaba, ya que no entendía: “fue muy curioso, a mí solo me causó mucha risa, porque de resto, no sabía que decían”.

A la Fundación le agradece la confianza y la oportunidad de tenerlo ahí, y es por eso que, entre muchas de sus anécdotas, recuerda con gran emoción el viaje que realizó a Santa Marta, no solo porque le permitió vivir la experiencia de compartir con otras culturas y amigos de las Reservas, sino que le permitió viajar por primera vez en avión. “Recuerdo con mucha alegría ese viaje, porque viajar en avión para mí fue satisfactorio. ¡Ese momento siempre lo recuerdo!”.

El mayor reto como guardabosque, según, ‘Panta’, es poder tener esa experticia de identificar las aves a través de su canto. Un reto que espera sobrellevar a través de la viveza de su curiosidad.

‘Panta’, en su ahora, está feliz con toda su realidad, y por eso deja una invitación a que todas las personas “debemos educar a las nuevas generaciones en la conservación ambiental y protección de hábitats en todas las especies, porque ellas hacen parte del ecosistema para que el planeta pueda tener su equilibrio y la humanidad pueda vivir.

 

La Fundación ProAves celebra con alegría el mes de los guardabosques, y con orgullo, el interés o la curiosidad de cada uno de ellos que al final los llevaron a ser héroes de la conservación.